miércoles, 30 de marzo de 2011

Susurros de piedra



“¿Te acuerdas de mi?”, susurró el escultor, acariciando emocionado la mejilla de mármol. Estaba igual de hermosa que aquel día, antes de que él descubriese que no era el único para ella y destrozara su belleza ruborizante a martillazos. Durante veinte años de culpa, el sentido de su vida fue hacerla volver. Aquel día la terminó.

Fue un reencuentro feliz, de besos fríos y abrazos pétreos. Embriagado de dicha, recorrió en el silencio del amor cada palmo de su amada de roca, hasta descubrir horrorizado su mirada lasciva, fija en el torso esculpido de alguna otra estatua.

El martillazo fue firme otra vez. 



Entrada antigua. Para que no esté esto demasiado soso al principio.

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